Lo
nuestro era una historia imposible… o un imposible por historia. Lo nuestro fue
un “pudo haber sido la historia más grande de la tierra” y se quedó en un “pudo
haber sido”, algo insípido que se quedó en la punta de la lengua.
Tú con
miedo al compromiso, y yo con miedo a tu miedo. Nos íbamos a dar de ostias
contra el suelo, pero preferimos cerrar los ojos y acelerar el corazón.
Que queriéndonos
no discutimos y ahora que no estamos, nos enfadamos. Y que cuando nos enfadamos
nos dolemos, y que es mejor cuando no nos vemos. Incluso cuando ni nos
entendemos. Que duele menos.
Lástima
que se me den bien los idiomas, ya no podemos jugar a no entendernos.
Y
escribo y escribo y escribo… porque quizás así acabe entendiendo.
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