Los espejos...

Siempre han mostrado aquello que muchas veces nos empeñamos en ocultar...
Pero... ¿porque huirlos?

miércoles, 17 de febrero de 2016

El está sentado enfrente, cruzamos miradas a escondidas, a veces más directas.

Pero el no sabe lo que está viendo…
Vé a una chica bien vestida, tacones y gabardina. Ve a una chica bien escuchar música y tararear, y tocar con los dedos un teclado imaginario siguiendo la melodía de una canción de rock.
Ve a una chica bien, tras la que se intuye una adolescente roquera.

Pero lo que no ve es lo que se intuye tras la adolescente roquera. El ve lo que yo quiero que vea. Y no quiero que vea las cicatrices en los brazos, ni las lagrimas por dentro. No quiero que vea la inseguridad que me guía.

El cierra los ojos, yo miro la puerta, alguien se acerca a mi, demasiado, me encojo en mi asiento y de pronto el está mirando, y por un segundo el ve en mis ojos y mi gesto la debilidad. Y por un segundo finjo que le importo. Por un segundo finjo que le importo lo suficiente para preocuparse por mi inseguridad.
Pero el cierra los ojos, y me doy cuenta de que en realidad no le importo. El no ve más allá de lo que yo dejo ver.


Nadie ve más allá.

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