Los espejos...

Siempre han mostrado aquello que muchas veces nos empeñamos en ocultar...
Pero... ¿porque huirlos?

lunes, 1 de febrero de 2016

El dolor de ser usada

He descubierto que hay otro tipo de cicatrices. Son aún más afiladas y son producto de un dolor más profundo y acerado.
He descubierto las cicatrices que dejan unas manos desconocidas tocando tu cuerpo abusando de él, el dolor de alentar a unos dedos extraños ha adentrarse en ti, fuerte, con ansia.
Y este nuevo dolor tiene matices...
El dolor que ronronea cuando te maquillas para los desconocidos, ese dolor calmo de la anticipación, de volverte fríamente más atractiva para que no se resistan a follarte.
Luego esta la descarga de adrenalina del miedo de lo que pueda haber tras esa puerta desconocida. Estará solo? Habrá más personas? El miedo de no saber (o no querer) huir en caso de ser necesario...
Está el dolor frío como el acero, ese dolor como una cuchilla cuando ánimas a esa boca de cara desconocida a besarte, como besarían a una cualquiera. El desgarro de unos dedos que te invaden...

Pero bendito momento... Milagro por el cual todo desaparece. No soy yo, no soy nadie, nada. Mi instinto me dice lo que debo hacer...

Luego está la satisfacción de saberse usada, pues que otra cosa soy sino algo para ser usado. Soy algo que ya esta roto por lo que se puede jugar con el.
Soy ese muñeco al que le arrancaron un trozo y espera en el sillón a que alguien quiera jugar con el.

Luego llego a casa y la burbuja que me envolvía es tan grande que no coge por la puerta... Por lo que debo dejarla fuera (se que por la mañana se habrá ido y tendré que empezar de nuevo).
Asique cuando entro estoy desprotegida, y las sombras me llaman por mi nombre.
Tengo que apagar todo esto, pero es un interruptor sangriento.
A las personas deberían habernos instalado un interruptor, una sencilla operación al nacer, un interruptor para poder apagar el dolor. Pero como no tuve esa suerte al nacer me invento mi propio interruptor, y me abro los brazos buscándolo.
La satisfacción de la sangre llama a la calma. Y sólo entonces puedo cerrar los ojos.
Lo siento, he apagado el interruptor del todo.
Sólo espero que todos sean inteligentes y se mantengan alejados de mi.

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